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Vizcarrondo Coronado, Julio

Portada de El Abolicionista (1872)
Portada de El Abolicionista (1872)
Función teatral a favor de la Sociedad Abolicionista Española (1873)
Función teatral a favor de la Sociedad Abolicionista Española (1873)
Membrete de la agencia Vizcarrondo (1883)
Membrete de la agencia Vizcarrondo (1883)
Poder concedido en 1878 por Alfred Krupp a Julio Vizcarrondo para la gestión del privilegio nº 5909
Poder concedido en 1878 por Alfred Krupp a Julio Vizcarrondo para la gestión del privilegio nº 5909
Plano de la patente nº 707 a favor de Thomas A. Edison
Plano de la patente nº 707 a favor de Thomas A. Edison
Portada de la patente nº 3314 solicitada por la compañía de Alexander G. Bell (1883)
Portada de la patente nº 3314 solicitada por la compañía de Alexander G. Bell (1883)

Vizcarrondo Coronado, Julio (1829-1889). Periodista, filántropo y político hispano-portorriqueño. Nació en San Juan de Puerto Rico (por entonces colonia española), en una familia de hacendados. Hizo sus primeros estudios en la escuela privada del religioso dominicano José María de Bobadilla, contrario a la presencia española en la isla. Posteriormente, Vizcarrondo ampliaría su formación en Madrid y París. Siendo muy joven, destacó por sus aficiones literarias y, sobre todo, por su crítica frontal a la práctica de la esclavitud en las posesiones ultramarinas españolas, lo que le valió su expulsión de Puerto Rico en 1850.

Vizcarrondo se exilió en Nueva York, donde formó parte activa de círculos progresistas y abolicionistas. Allí se casó con Henriette Brewster Cornell, militante contra la esclavitud. En 1854, regresó a su tierra natal para trabajar como periodista satírico y articulista de ideas liberales favorables al abolicionismo y opuestas al régimen colonial, llegando a fundar el diario El Mercurio (1857) en defensa de los intereses económicos de Puerto Rico. Además, en coherencia con su filosofía, emancipó a sus propios esclavos. A su vez, fomentó obras públicas como la canalización de la laguna de Piñones y patrocinó en 1861 la fundación de la Casa de Caridad y Oficios de San Ildefonso con destino a la educación gratuita de niñas sin recursos. En este sentido, Vizcarrondo escribió varios manuales pedagógicos como Silabario de los niños puertorriqueños (1862), Elementos de historia y geografía de la Isla de Puerto Rico (1863), Tratado de aritmética (1863) y Cuentas hechas (1863), este último sobre el comercio de la isla. Asimismo, compiló el Segundo Cancionero del Boriquén (1858). 

En 1863, Vizcarrondo se trasladó a Madrid a consecuencia de las presiones de los grupos más conservadores de la isla. En la capital, bajo el seudónimo de César de Bazán, continuó su labor de redactor en publicaciones de tendencia demócrata-republicana como Las Novedades o La Discusión, y sirvió también de corresponsal para la prensa de provincias, puertorriqueña y extranjera (Lisboa, Londres y Nueva York). Colaboró en la fundación de la Revista Hispano-Americana (1864), de periodicidad quincenal e ideario liberal-progresista, concebida como plataforma de opinión para ciudadanos de las Antillas españolas, reclamando la presencia de sus representantes electos en las Cortes, la abolición de la esclavitud o la defensa de los derechos de libertad de reunión y prensa; en junio de 1867, Vizcarrondo se convirtió en su propietario, pero a finales de ese mismo año la revista tuvo que cerrar (tras 57 números) a causa de la censura establecida por el gobierno de Narváez.

En 1864, Vizcarrondo promovió la creación de la Sociedad Abolicionista Española (SAE), constituida de manera oficial en abril del año siguiente en la Academia de Jurisprudencia y Legislación. Formada por 110 socios, la SAE tuvo de primer presidente al político y diplomático alavés Salustiano de Olózaga Almandoz (1805-1873) y su junta directiva estaba formada por importantes figuras de los partidos demócrata, progresista y republicano (Moret, Castelar, Sagasta) y de la cultura española (Juan Valera, Fermín Caballero). Durante toda la existencia de la SAE, Vizcarrondo ocupó el cargo de secretario. El logotipo de la asociación (un esclavo negro encadenado, postrado y suplicante) fue diseñado por una comisión femenina (en la que estaba la mujer de Vizcarrondo).

En sus primeros años, la SAE tuvo una gran repercusión, gracias a la creación (1865) de un periódico propio, El Abolicionista Español, dirigido por Vizcarrondo, así como a la convocatoria de un premio literario (ganado por Concepción Arenal). En 1866, la SAE lograba su primer éxito, al conseguir que el comercio de esclavos fuese considerado piratería por las leyes españolas. Sin embargo, las actividades de la SAE (que contaba ya con 700 socios) y del periódico fueron suspendidas en 1867 por orden gubernamental.

En 1868, Vizcarrondo tomó parte activa en el derrocamiento de Isabel II como militante republicano y secretario de la junta revolucionaria de Madrid. La SAE pudo entonces reanudar sus actividades e igualmente su órgano de expresión, esta vez con distinta cabecera (La Propaganda), si bien recuperaría la original más adelante (1872). Los abolicionistas radicalizaron sus demandas renunciando a una prohibición gradual, lo que sumado a la insurrección independentista en Cuba retrajo en gran medida a los legisladores a la hora de hacer concesiones.  Por ejemplo, la Ley Moret de 1868 emancipó un número muy reducido de esclavos y la Constitución de 1869 no contemplaba nada favorable al respecto en su articulado. Sin embargo, el reinado de Amadeo I y la Iª República fueron más sensibles a las propuestas de la SAE (convertidas en un clamor popular). Así, en 1873, la esclavitud quedó derogada en Puerto Rico. Pero la Restauración de 1874 supuso un nuevo freno al movimiento abolicionista, hasta el punto que las actividades de la SAE estuvieron suspendidas entre 1875 y 1879. El término de la guerra en Cuba (1879) trajo un nuevo ímpetu favorable a la prohibición al permitirse emanciparse a los esclavos insurrectos (aunque paradójicamente no a los leales). En 1883, se abolieron cepos y grilletes y más de 40000 esclavos quedaron en libertad (y con la obligación de ser pagados por sus antiguos amos). Por fin, en 1888, la esclavitud era abolida completamente de las posesiones españolas, por lo que la SAE decidió su autodisolución.

Mientras tanto, Vizcarrondo participó en la creación de la Sociedad Nacional Democrática, partido político que pretendía un régimen autonómico para Cuba y Puerto Rico. En 1886, Vizcarrondo resultó elegido diputado a Cortes por el distrito puertorriqueño de Ponce con un 56 % de los votos y un 41 % del censo. Asimismo, Vizcarrondo no dejó de practicar su espíritu filantrópico. En 1865, en mitad de una epidemia de cólera, fundó la Sociedad de Amigos de los Pobres (SAP) para socorrer a los indigentes, llegando a emplear de improvisado hospital su propio domicilio madrileño (en el nº 4 de la calle del Soldado, hoy de Barbieri), gesto por el que fue condecorado.  En su primer año, la SAP prestó auxilio a casi 6200 personas. En 1878, Vizcarrondo colaboró en el establecimiento de la hoy todavía vigente Sociedad Protectora de los Niños (SPN), actuando como secretario de su junta directiva y, posteriormente, como editor del boletín (1881), la primera publicación pediátrica española de carácter periódico. En 1881, la SPN instauró El Refugio, para alojar y asistir a niños huérfanos y abandonados. En 1887, la SPN había socorrido a unos 2600 niños y unas 1100 mujeres embarazadas o en lactancia. Vizcarrondo también ayudó a la creación del Hospital Infantil del Niño Jesús (1881), actualmente centro de referencia de la atención pediátrica en España. Julio Vizcarrondo también fue un decidido luchador en defensa del derecho a la libertad de culto en una España oficialmente católica. En 1869, se convirtió al protestantismo (la fe de su mujer) y presidió la Unión Evangélica Española, logrando licencia municipal para celebrar ceremonias en Madrid.

En 1865, creó la primera oficina profesional española dedicada a la propiedad industrial (la actual firma Elzaburu). Entre sus clientes estuvieron inventores como el norteamericano Thomas Alva Edison (1847-1931) o el británico Alexander Graham Bell (1847-1922), cuyas respectivas patentes españolas de la bombilla eléctrica (nº 707 de 1879) y del teléfono (nº 1771 de 1881) fueron gestionadas por Vizcarrondo ante el Conservatorio de Artes. Otros usuarios relevantes fueron el industrial siderúrgico alemán Alfred Krupp (1812-1887), conocido como “el rey del cañón”; el fabricante suizo Henri Nestlé (1814-1890), responsable de la mundialmente famosa harina lacteada para bebés; o el químico británico John Crossley Eno (1827-1915), cuyo apellido dio nombre a la célebre marca del antiácido efervescente, también conocida como “sal de frutas” (registrada en España en 1878 con el nº 650). Solo en marcas, Vizcarrondo gestionó (entre 1877 y 1889) un total de 127 expedientes (todos de solicitantes extranjeros).

Julio Vizcarrondo falleció en Madrid a la edad de 59 años. Sin duda, la figura de un hombre como él, tan comprometido en la defensa de los derechos más fundamentales y en la protección de los más desfavorecidos, merece un lugar mejor y de mayor visibilidad en los anales de nuestra historia.

Autor y editor: Luis Fernando Blázquez Morales

BIBLIOGRAFÍA

IMÁGENES:
OEPM: firma (patente nº 28), oficina (patente nº 3314), plano (patente nº 707), portada (patente nº 3314), poder (privilegio nº 5909)
https://es.wikipedia.org/wiki/Julio_Vizcarrondo#/media/File:Julio_Vizcarrondo.jpg (retrato)
http://www.bne.es/es/Micrositios/Exposiciones/EuropaPapel/documentos/europa_obra_227.pdf (cartel SAE)
http://www.actualidadevangelica.es/images/stories/2011/12_Diciembre/aev0378-3.jpg (portada de El Abolicionista)
BIBLIOGRAFÍA:
RODRÍGUEZ PÉREZ, Juan Félix y VIZCARRONDO SABATER, Ana: Entre la filantropía y el humanitarismo: Julio Vizcarrondo Coronado (1829-1889) y la Sociedad Protectora de los Niños de Madrid; Foro de Educación, nº 10, pp. 297-324, 2008; en: http://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=2907050
ARROYO JIMÉNEZ, Paloma: La Sociedad Abolicionista Española, 1864-1886; Cuadernos de historia moderna y contemporánea, nº 3, pp. 127-150, 1982; en: http://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=904626