Hipatia de Alejandría (355/370-415/416). Filósofa, matemática, astrónoma, inventora y maestra helenística, la mujer científica más antigua de la que se tiene constancia. Era hija de Teón de Alejandría (h. 335-h. 405), prominente matemático y astrónomo, último director-conservador de la Biblioteca del Serapeo (compuesta por unos 40000 rollos de papiro), destruida en 391 por los cristianos y sucesora de la mítica Gran Biblioteca fundada por Ptolomeo I a principios del siglo III a. C. Aunque también hizo viajes a Atenas y a Roma, Hipatia fue educada principalmente por su propio padre en matemáticas y astronomía, dentro de un entorno cultísimo de gran diversidad científica e intelectual como el que había en la entonces capital de la provincia romana de Egipto, con un predominio sobre todo de la filosofía neoplatónica (de fuerte carácter metafísico y místico). Todo ello hizo de Hipatia una infatigable amante del conocimiento, no solo de los razonamientos matemáticos y de las especulaciones filosóficas, sino también de la oratoria, la pedagogía o la historia de las religiones. Su actitud fue más bien agnóstica y escéptica ante el cristianismo y los dioses paganos, en un ambiente de tolerancia religiosa auspiciado por las autoridades alejandrinas, pero violentado por el fundamentalismo antipagano y antifilosófico de la jerarquía eclesial cristiana de la ciudad.
Hacia el año 400, Hipatia se puso al frente de la Escuela Neoplatónica de Alejandría. Atraídos por la calidad de su saber, a sus clases (impartidas en su propia casa y también por las calles) acudieron personas de la ciudad y de todo el orbe grecorromano, con independencia de sus credos religiosos. Incluso, sirvió de principal consejera a los magistrados alejandrinos en cuestiones sobre la admininistración pública. Entre sus discípulos hubo terratenientes, gramáticos, sofistas, sacerdotes o futuros prefectos, destacando el filósofo cristiano Sinesio de Cirene (370-413/414), su alumno predilecto, gracias a cuyo epistolario con Hipatia conocemos la mayor parte de la información sobre ella. Sus lecciones versaban sobre las filosofías platónica y aristotélica, pero principalmente constituían comentarios (transcritos por sus alumnos y hoy perdidos) a obras de matemática y astronomía de otros autores como la Aritmética de Diofanto de Alejandría (200/214-284/298), las Secciones Cónicas de Apolonio de Pérgamo (h. 262 a. C.-h. 190 a. C.) o la Syntaxis Mathematica de Claudio Ptolomeo (h. 100-h. 170), el libro astronómico más importante de la Antigüedad (conocido también como Almagesto).
De la obra de Diofanto (considerado el padre del álgebra), Hipatia perfeccionó los modelos de ecuaciones cuadráticas e indeterminadas (con soluciones múltiples). De la obra de Apolonio, realizó una simplificación pedagógica de las secciones cónicas, es decir, de las diferentes figuras geométricas (circunferencias, elipses, parábolas e hipérbolas) que se forman cuando un plano pasa por un cono (algo que será decisivo en la astronomía del siglo XVII). En cuanto al libro de Ptolomeo, Hipatia realizó su principal trabajo al actualizar y mejorar las tablas astronómicas en relación al cálculo del movimiento solar (365 días y 6 horas), proponiendo el año sótico (el tiempo del Sol en pasar por la estrella fija Sirio) en lugar del año trópico (el tiempo del Sol en volver al mismo equinoccio), más impreciso en varios minutos. Además, Hipatia ayudó a su padre en la edición de los Elementos de Euclides (h. 325 a. C.-h. 265 a. C.), base de la que se emplea hoy en día.
Las enseñanzas de Hipatia no solo se limitaron a cuestiones exclusivamente de índole teórica o abstracta, sino que también abarcaron (como era costumbre en la época) reflexiones prácticas y éticas en relación al dominio sobre lo sensible (mediante las virtudes de la prudencia y de la templanza) o referentes a la liberación completa de emociones y a la indiferencia hacia la realidad temporal (a través de la apatía). Hipatia misma fue conocida por llevar una ejemplar existencia ascética y permanecer virgen durante toda su vida.
Asimismo, Hipatia estuvo muy interesada por la mecánica y la técnica. Se le atribuye la invención del hidrómetro, un aparato para determinar la densidad de los líquidos sin necesidad de calcular su volumen ni su masa, utilizando para ello el principio físico de Arquímedes (h. 287 a. C.-h. 212 a. C.), según el cual un cuerpo sumergido (total o parcialmente) en un fluido en reposo recibe un empuje de abajo hacia arriba igual al peso del volumen del fluido desalojado. Construido en latón por encargo de su alumno Sinesio, el hidrómetro de Hipatia consistía en un tubo cilíndrico, parecido en forma y tamaño a una flauta, con una serie de muescas dispuestas en una línea perpendicular (para la medida del peso) y con un cono tapando una de las extremidades. Al colocar el tubo en el agua, este se mantenía en posición vertical, pudiéndose contar entonces las marcas métricas y así averiguar el peso del líquido. Este instrumento no volverá a aparecer hasta mucho después, usado o descrito respectivamente por los científicos persas Abu Al-Biruni (973-1048) y Abu Al-Khazini (siglo XIII) o por el matemático y químico francés Jacques Charles (1746-1823).
Igualmente, se sabe que Hipatia diseñó un astrolabio plano hecho en plata, instrumento (literalmente un “buscador de estrellas”) para determinar la posición y la altura de los astros sobre la bóveda celeste. El propio Teón ya había escrito un tratado sobre este aparato (de gran utilidad en la navegación), utilizado seguramente por Claudio Ptolomeo y cuya invención pudo ser obra de Apolonio de Pérgamo o del astrónomo y matemático Hiparco de Rodas (h. 190-h. 120 a. C.). El astrolabio consiste en una circunferencia graduada (placa madre) sobre cuyo eje gira una aguja con un punto de mira apuntando a la estrella que se desea posicionar. En la parte delantera del instrumento, hay acoplados dos discos. El más interno (tímpano) es una placa fija que tiene grabadas diversas coordenadas de la esfera celeste (latitud, cénit, horizonte, líneas de altitud, acimut, ecuador celeste, eclíptica y trópicos). El otro disco (araña o red) es giratorio y representa un planisferio con las posiciones del Sol, la Luna y las estrellas más brillantes del lugar. Además, el astrolabio permite saber la hora local, la altura de objetos elevados (y su distancia a ellos) o el símbolo zodiacal ocupado por el sol. Este sofisticado instrumento fue la principal tecnología astronómica hasta la aparición del telescopio a finales del siglo XVI y principios del XVII. Otros aparatos atribuidos a Hipatia son un destilador y un medidor del nivel de agua.
La trágica y terrible muerte de Hipatia ha pasado como un triste hito de la historia universal de la infamia y su figura se ha convertido (gracias en buena medida a la popularidad de la película Ágora de Alejandro Amenábar) en un símbolo del feminismo y de la lucha contra la intolerancia fanática. Los motivos de su asesinato estuvieron en la amistad que tenía con el prefecto imperial de Alejandría, antiguo discípulo suyo y enfrentado con el patriarca cristiano (enemigo declarado del neoplatonismo). Hipatia fue abordada en plena calle por una turba de exaltados, sacada de su carruaje, golpeada y arrastrada por la ciudad hasta llevarla al antiguo templo del Cesáreo (convertido en iglesia obispal), donde fue desnudada y golpeada con piedras y tejas hasta ser despellejada y descuartizada, para luego pasear sus restos por las calles e incinerarlos. Aquel crimen fue condenado por cronistas de la época (Sócrates Escolástico o Filostorgio) y también por historiadores de siglos posteriores (Juan Malalas o Juan de Éfeso). Sin embargo, la muerte de Hipatia quedó impune y el emperador Teodosio II, como único castigo al principal instigador, se limitó a retirar la guardia personal del patriarca. En honor a su recuerdo, varios objetos astronómicos llevan el nombre de Hipatia: un cráter y unos canales lunares, un asteroide (descubierto en 1884) y un cometa prehistórico (hallado en 1996) que chocó hace 28 millones de años en el Desierto de Libia.
Autora: Raquel Pintado Heredia
Edición: Luis Fernando Blázquez Morales