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Cierva Codorníu, Juan de la

Autogiro
Autogiro
Patente nº 74322
Patente nº 74322
Fotografía del autogiro tras un vuelo
Fotografía del autogiro tras un vuelo
El autogiro de Juan de la Cierva
El autogiro de Juan de la Cierva
Fotografía de uno de los autogiros
Fotografía de uno de los autogiros
Detalle del fuselaje del autogiro
Detalle del fuselaje del autogiro
Patente estadounidense US1692082 de Juan de la Cierva.
Patente estadounidense US1692082 de Juan de la Cierva.

Cierva Codorníu, Juan de la (Murcia, 21 de Septiembre de 1895 - 9 de Diciembre de 1936; aeropuerto de Croydon, Londres-Inglaterra).

Don Emilio Herrera Linares, Comandante de Ingenieros, Jefe del Laboratorio Aerodinámico de Aeronáutica Militar, certifica que en el Aeródromo de Cuatro Vientos, en la tarde del 31 de enero último, un aparato con sistema “autogiro” ideado y construido por el ingeniero de caminos Don Juan de la Cierva y Codorníu, pilotado por el Teniente Don Alejandro Gómez Spencer, efectuó tres vuelos, describiendo en el último de ellos un recorrido de unos cuatro kilómetros de longitud, en circuito cerrado, en un tiempo de tres minutos treinta segundos y alcanzando una altura superior a veinticinco metros sobre el terreno. (…) El autogiro ha llegado ya a la mayoría de edad, ha terminado el período de investigación científica y comienza el periodo de aplicación práctica. Dentro de algunas semanas estará terminado un autogiro construido en los Talleres de la Escuela Industrial de Madrid, capaz de transportar un pasajero, además del piloto. Con él se va a determinar con exactitud el rendimiento, que hasta ahora parece ser análogo al del aeroplano, ya que las ventajas de autoestabilidad y de toma de tierra vertical y sin velocidad han quedado plenamente probadas en los ensayos anteriores. (Madrid Científico, número 1.083, año 1923)

Juan de la Cierva Codorníu fue un inventor y científico aeronáutico español, ingeniero de caminos, canales y puertos, aviador y político. Inventó el autogiro, aparato precursor del actual helicóptero. Nació en Murcia en 1895, hijo del abogado criminalista, político y empresario Juan de la Cierva Peñafiel, entonces alcalde de la ciudad y más tarde ministro en distintos gobiernos de Alfonso XIII. De la Cierva Peñafiel ocuparía la alcaldía de la ciudad de Murcia y el cargo de gobernador de Madrid. Desde su infancia mostró gran interés por la aeronáutica (1903). Parte de esta fascinación se la inculcó su abuelo, el ingeniero de montes Ricardo Codorníu Stárico, quien le explicó cómo volaba un avión y quien le influyó en su amor por las ciencias, en contraposición al padre, el cual quería introducirlo en el ámbito político.

En 1904 se traslada con su familia a Madrid, debido a las obligaciones políticas del padre. Fue en Madrid donde conoció a importantes amigos como José Barcala, Tomás de Martín Barbadillo y Pablo Díaz que junto con su hermano Ricardo de la Cierva formarían la denominada “Panda Aviatoria” y con los que ejecutó sus primeras incursiones en el universo aeronáutico. En su adolescencia comenzaron a construir aeroplanos en una pequeña carpintería de la calle madrileña de Velázquez con materiales tan comunes como telas y maderas. Con 17 años ya había participado en la fabricación de varios planeadores y en la construcción de un aeroplano-biplano con motor de 50 CV llamado BCD-1 y bautizado con el nombre de “El Cangrejo” por estar pintado de rojo.

En 1919 se graduó en Madrid como Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos ya que no existía aun la carrera aeronáutica siendo especialista en construcción aeronáutica y profundizando de manera autodidacta en la aeronáutica en sus ratos libres con el estudio de las investigaciones de F.W. Lanchester y N. Jonkowski. A pesar de salir diputado dos veces (en 1919 y 1922), su verdadera vocación fue la aeronáutica. Desde 1916 se había dedicado al diseño y construcción de aviones y planeadores de ala fija y fue en 1919 cuando fabricó el C-3, un bombardero biplano de cinco toneladas e impulsado por tres motores de 220 CV cada uno. El primer vuelo resultó un éxito, pero al segundo intento el avión cayó mientras viraba a escasa altura. De este accidente surgió la necesidad de profundizar en la seguridad del vuelo. Uno de los mayores escollos que se encontró fue la entrada en pérdida por velocidad y el consiguiente riesgo de estrellarse contra el suelo. El principal problema de diseño era una asimetría en la sustentación, que provocaba el vuelco del aparato. Juan de la Cierva trabajó arduamente para lograr encontrar una solución al problema, probando todo tipo de diseños y configuraciones.

Finalmente diseñó un tipo de aeronave con una hélice frontal y con la novedad de que los sustentadores habituales, las alas, fueron reemplazados por unas palas giratorias que seguían en movimiento, aunque fuese pequeña la velocidad del aparato. Este fue el origen de su “Auto-Giro”. En 1920 lo patentó (expediente nº 74.322) y hasta 1923 realizó en él sucesivas mejoras (pats. nº 77.569, nº 78.362, nº 81.406, nº 84.684 y sig.). En enero de 1923 finalmente el proyecto se hizo realidad: el autogiro (modelo “C-4”), precursor de los futuros helicópteros, realizó su primer viaje despegando con éxito del aeródromo de Getafe y recorriendo 183 metros bajo el mando del teniente de aviación Alejandro Gómez Spencer. Fue capaz de despegar en una breve carrera, volar a 100 km/h y hacerlo a muy bajas velocidades, aterrizando verticalmente. En 1924 la Aviación Militar española inició la construcción de autogiros (modelo “C-6”).

Su presencia en París en la IX Exposición de Aerodinámica recabó el interés de gobiernos, empresas, ingenieros y militares extranjeros, especialmente del Reino Unido, Francia y los Estados Unidos. El caso es que De la Cierva prescindió de la ayuda española y se estableció por su cuenta en Londres en 1925, donde fundó su propia compañía, la Cierva Autogiro Company lo que permitió la expansión comercial del autogiro en EE.UU. y Alemania a través de diversas filiales. De la Cierva buscó apoyo financiero en Estados Unidos, donde fundó otra compañía, y dio a conocer su invento en toda Europa. No obstante, Juan de la Cierva siempre inscribió sus patentes en España. Siguió realizando mejoras al autogiro, como el rotor de dos articulaciones (1927), fundamental para el posterior desarrollo del helicóptero. El 18 de septiembre de 1928 el propio De la Cierva sobrevoló el Canal de la Mancha al mando de una de sus aeronaves. En 1931 comenzó su comercialización, y las sucesivas innovaciones que introdujo, como el mando directo o el despegue vertical, posibilitaron el desarrollo de múltiples modelos de autogiro. En total fueron cuarenta prototipos entre 1920 y 1936. En Francia e Inglaterra llegaron a fabricarse más de 150 unidades del C-30. De la Cierva tuvo, además, un protagonismo decisivo durante las jornadas de julio de 1936 ya que asesoró el alquiler de un avión, el “Dragon Rapide” que llevó a Franco de Canarias a Tetuán (Marruecos).  

El ingeniero e inventor murió en un accidente de aviación el 9 de diciembre de 1936. El avión en el que volaba de Londres a Ámsterdam se estrelló en el aeropuerto, durante la maniobra de despegue. Su autogiro quedó posteriormente eclipsado con la aparición del helicóptero, aunque británicos y estadounidenses emplearon algunas unidades en misiones de enlace y reconocimiento durante la IIª Guerra Mundial.

Desde el año 2001 el Ministerio de Educación otorga un premio nacional con su nombre para proyectos que han destacado en el proceso de transferir tecnología de los laboratorios a las empresas, y también lleva su nombre un programa de contratación de investigadores en formación.

Reconocimientos y condecoraciones internacionales y españolas para el padre de las Alas Giratorias, el Autogiro

Juan de la Cierva alcanzaba celebridad internacional como científico e inventor. Su trabajo ha sido recompensado con los más prestigiosos reconocimientos, condecoraciones y títulos, dentro y fuera de las fronteras de su país. En España fue nombrado Ingeniero Aeronáutico Honoris Causa y recibió el Premio de la Fundación Duque de Alba de la Academia de Ciencias, entre otros muchos reconocimientos.

En el marco internacional, la lista de distinciones es interminable, destacando el Trofeo Collier, otorgado por la National Association Aeronautic de Estados Unidos y la Medalla de Oro Guggenheim "por la mayor contribución de la época a la seguridad del vuelo en aeroplano", que recibió en la Exposición Internacional de Chicago (EEUU) de 1932 ante la presencia de diez mil ingenieros de todo el Mundo.

Premios y Distinciones Internacionales y nacionales

Internacionales:

-Medalla de Oro de la Federación Aeronáutica Internacional.

-Miembro de la Société Française de Locomotion Aérienne.

-Miembro honorario de la A.I.D.A. Italia.

-Fellow de la Royal Aeronautical Society. Inglaterra.

-Socio de honor del Aero Club Brasileño.

-Medalla John Scott, del Board of Directors of City Trust. Filadelfia (USA).

-Caballero de la Orden de Léopold. Bélgica.

-Caballero de la Legión de Honor. Francia.

-Socio de honor de los Aero Clubs de Gran Bretaña, Alemania, Francia y Bélgica.

-Grand Prix Scientifique de l'Air (1925), de la Société Française de la Navigation Aérienne.

-Prix Latham (1928), del Aero Club de Francia, por el viaje en Autogiro Londres-París (1ª travesía del Canal de la Mancha).

-Grand Prix Academie des Sports (1928). Fundation Henry Deutsch.

-Trofeo Collier (1930). Premio de la National Aeronautic Association.

-Medalla de Oro Guggenheim (1932). Exposición Internacional de Chicago.

-Medalla de Oro de la Wakefield (1934), concedida por la Royal Aeronautical Society.

-Medalla de Oro de la Royal Aeronautical Society (1937). Inglaterra.

Nacionales:

-Club de Alfonso XII de España.

-Miembro de honor de la Asociación de Ingenieros Aeronáuticos.

-Miembro de Honor de la Asociación Española de Ingenieros Civiles'.

-Medallas de Oro de las ciudades de Madrid y Murcia.

-Ingeniero Aeronáutico Honoris Causa (1930).

-Medalla de Oro del Trabajo (1930).

-Banda de la Orden de la República.

-Premio Fundación Duque de Alba y Berwick (1935). Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales.

-Premio de la Fundación Deu y Mata (1936).

-Gran Cruz del Mérito Aeronáutico a título póstumo (1946).

-Conde de la Cierva a título póstumo (1954).

 

Autores: Raquel Alonso Blanco y Luis Fernando Blázquez Morales

BIBLIOGRAFÍA

UNIVERSIDAD DE MURCIA: Tres genios en nuestra historia reciente: Isaac Peral, Juan de la Cierva, Emilio Pérez Piñero, Murcia, Universidad de Murcia, 2005.
LÁZARO ÁVILA, Carlos: La aventura aeronáutica: Emilio Herrera, Juan de la Cierva: pioneros del aire, autogiros y aerostatos, Tres Cantos, Nivola, 2001.
ARTIÑANO DE LA CIERVA, Carlos: Juan de la Cierva: un español universal, Madrid, Construcciones Aeronáuticas, 1999.
COLEGIO DE INGENIEROS DE CAMINOS DE MADRID: Exposición-Homenaje a Juan de la Cierva Codorníu, Madrid, Colegio de Ingenieros de Caminos, 1988.
WARLETA, José: Autogiro: Juan de la Cierva y su obra, Madrid, Instituto de España, 1977.
IMÁGENES:
CIERVA_AUTOGIRO_01: www.el-mundo.es/larevista/num114/textos/inventos.html
EL CANGREJO: VV.AA.; Exposición-Homenaje a Juan de la Cierva Codorníu; Madrid, 1988.
CIERVA_01_RETRATO: www.centennialofflight.gov/essay/Dictionary/cierva/DI17G1.jpg
BIOGRAFIAS Y VIDA: https://www.biografiasyvidas.com/biografia/c/cierva.htm
HISTORIAS DE IBERIA VIEJA (HEMEROTECA): http://www.historiadeiberiavieja.com/hemeroteca
REGION DE MURCIA DIGITAL: https://www.regmurcia.com/servlet/s.Sl?sit=c,373,m,1207&r=ReP-7635-DETALLE_REPORTAJESPADRE
http://tudmur.es/una-invencion-murciana-de-altos-vuelos-el-autogiro-de-juan-de-la-cierva
IMAGENES
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