Una muñeca patinadora
En 1921, la fábrica madrileña de juguetes Tilfanny, S. A. patentó una muñeca patinadora que avanzaba de manera automática. El juguete estaba hecho en cartón y forrado con tela, mientras que los brazos y las piernas estaban enguatados de algodón. En su interior, la muñeca llevaba una armadura de madera y goma que permitía el movimiento alternativo de las piernas, así como la rigidez suficiente para mantenerse de pie y en equilibrio.
En los pies, gracias a unos enganches metálicos y a unas correas de sujeción, la muñeca calzaba un par de patines mecánicos de cuatro ruedas cada uno. Uno de los patines carecía de cualquier mecanismo interior y simplemente se arrastraba sobre sus rodamientos. El otro, sin embargo, iba provisto con un sencillo mecanismo de relojería (formado por muelle de torsión, piñones multiplicadores, eje y volante regulador) al que se daba cuerda mediante una llave suelta y que hacía al juguete moverse en línea recta o en círculo.
Un año antes, este mismo invento había sido registrado (patente nº 76237) por Jesús Rubio Coloma, presidente del consejo de administración de la empresa, pero la tramitación quedó sin curso y la documentación fue desglosada e incorporada a la patente aquí comentada, que caducó por no acudir a la preceptiva puesta en práctica. Ubicada en el nº 139 de la calle de Fuencarral, la fábrica Tilfanny estuvo activa entre 1919 y 1924, especializada en muñecas andadoras, muñecos caricatura y bebés forrados. Asimismo, en su establecimiento también se vendían otros tipos de juguetes y una gran variedad de artículos como pianolas, plumas estilográficas, gramófonos, prismáticos o bolsillos, sirviéndose de la venta a plazos.
De Jesús Rubio se sabe que pudo haber nacido en 1876 en Valencia (o quizá dos años antes en Valladolid o Palencia). Abogado de profesión, se dedicó al periodismo, dirigiendo El Día de Palencia y trabajando a principios del siglo XX en distintas cabeceras madrileñas (El Debate, El Parlamentario, ABC). Entre 1926 y 1928, publicó cinco libros de novelas y relatos, todos de temática africana, destacando Entre dos continentes (1928), obra pionera de la ciencia-ficción española que fabulaba sobre la existencia de un túnel submarino en el Estrecho de Gibraltar a través del cual se producía una invasión marroquí de España. También fue responsable de varias editoriales de signo católico (Voluntad, Biblioteca Patria), gerente de una entidad bancaria y secretario general del Centro Castellano de Madrid (1906). En las elecciones generales de junio de 1931, se presentó a diputado por Madrid en la candidatura de la Derecha Liberal Republicana (el partido de Niceto Alcalá Zamora), pero no logró el escaño (al recibir solo 1220 votos). Llegó a ser director general de Pósitos durante la IIª República en los años de la Guerra Civil, razón por la que tuvo que exiliarse en 1939 a México.
Autor y editor: Luis Fernando Blázquez Morales.