Savery, Thomas (1650-1715). Ingeniero e inventor inglés, pionero de la máquina de vapor. Nació en Shilstone (Devon). Fue ingeniero militar, alcanzando el grado de capitán (1702). En 1696, obtuvo dos patentes, para una máquina limpiadora (de cristal y mármoles) y para un mecanismo de ruedas de palas (impulsadas por un cabestrante) con destino al movimiento de naves marinas. Además, este último aparato fue propuesto al Almirantazgo, aunque sin despertar interés. En 1698, Savery patentó una máquina, bautizada más tarde “Miners’ Friend” (“Amigo de los Mineros”), que bombeaba agua subterránea empleando como fuerza motriz la doble presión del vapor (producido por el calor) y del vacío atmosférico (creado tras la condensación). La máquina constaba de generador, cámara intermedia, un recipiente superior y tres válvulas. Utilizaba carbón de combustible y agua fría para la condensación. Es cierto que la máquina de Savery no es el primer aparato de vapor del que se tiene constancia, ya que anteriormente estuvieron la “Eolípila” de Herón de Alejandría (10-70 d. C.), los ingenios mineros del español Jerónimo de Ayanz (1553-1613), la máquina hidráulica del inglés Edward Somerset (1601-1667) o los inventos del francés Denis Papin (1647-1712) como el digestor (1679) y el cilindro (1690). Sin embargo, el invento de Savery puede considerarse la primera máquina de vapor en funcionar de manera continuada. Inspirado tal vez en los diseños de Somerset y concebida para el bombeo de agua en las minas (al igual que hizo Ayanz), Savery presentó su novedad ante el rey Guillermo III en el palacio de Hampton Court (cerca de Londres) poco después de patentarla y al año siguiente lo hizo ante la Royal Society. Construido en el taller londinense de su creador, no obstante, el ingenio nunca llegó a servir en las minas inglesas por sus elevados costes y por su alta peligrosidad a causa de lo frágil y lo poco hermético de la caldera y los conductos, si bien algunos ejemplares se empleron en otros destinos (abastecimiento de agua a viviendas, drenaje de terrenos, secado de grano), llegando en algún caso a funcionar durante 18 años. El propio Savery desarrolló su propia campaña publicitaria editando libros explicativos de la máquina o anunciando exhibiciones de la misma en la prensa de la época. Inicialmente, el monopolio legal de la patente cubría catorce años, pero en 1699 el Parlamento de Inglaterra ampliaba el tiempo a 35 años a través de la “Fire Engine Act”. En 1701, la protección se hacía extensiva a Escocia, donde el arquitecto James Smith (1645-1731) era el único que podía fabricar legalmente la nueva máquina. En 1712, con vistas a mejorar la seguridad de su máquina, Savery se asoció con el ferretero Thomas Newcomen (1664-1729), quien introdujo en ella el cilindro de Papin, transformándola así en una máquina atmosférica. En sus últimos años, Savery estuvo trabajando en los servicios médicos de la Marina. Tras su fallecimiento en Londres, los derechos de la patente pasaron a una empresa por acciones denominada The Proprietors of the Invention for Raising Water by Fire, dedicada a vender licencias (en realidad de la máquina de Newcomen) a otros fabricantes (a un precio entre 200 y 420 libras anuales).
Autor y editor: Luis Fernando Blázquez Morales