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Fried. Krupp AG

Complejo siderúrgico de Essen (1912)
Complejo siderúrgico de Essen (1912)
Complejo siderúrgico de Essen (1945)
Complejo siderúrgico de Essen (1945)
Patente nº 59009
Patente nº 59009

Fried. Krupp AG. Empresa siderúrgica alemana, constituida en 1903, una de las más importantes de la historia contemporánea. Sus orígenes estuvieron en la Krupp Gussstahlfabrik, creada en Essen (Renania) en 1811 por el industrial Friedrich Krupp (1787-1826) y dos socios más. Por entonces, el bloqueo de Napoleón había dejado a la Europa continental sin mercancías británicas, entre ellas el acero, el mejor de su tiempo. Tras unos intentos infructuosos, Krupp (ya como único propietario) obtuvo en 1816 un metal de características parecidas al inglés, por lo que dos años después recibía el encargo de suministrar moldes y cospeles a la Casa de la Moneda de Prusia, para lo que fue abierta una nueva fundición. Sin embargo, la empresa no logró los beneficios esperados y a la muerte de Friedrich se encontraba al borde de la parálisis. Su viuda Therese (1790-1850) se encargó del negocio hasta 1848.

 
Pero fue su hijo Alfred (1812-1887) quien haría de una empresa familiar (con sólo cinco empleados en 1826) todo un imperio industrial basado en el acero. Una de sus primeras innovaciones fue la emisión, a partir de 1830, de un certificado de calidad de sus productos. Además, se especializó en fabricar máquinas enrolladoras y laminadoras, así como sus componentes. Gracias a la supresión de aranceles (tras el “Zollverein” de 1834) y a la introducción de maquinaria a vapor (1835), los costes se redujeron y los productos llegaron a más clientes, también del extranjero (Francia, Austria y Rusia). A principios de la siguiente década, era fabricado un aparato que estampaba, laminaba y repujaba cucharas y tenedores en una sola operación. En 1843, Krupp abría una fábrica de cubertería en Berndorf (Austria). Sin embargo, la alta calidad de las máquinas y de los productos (virtualmente indestructibles) llevó en el largo plazo a un descenso de la demanda. No obstante, la expansión de los ferrocarriles abrió un nuevo abanico de posibilidades para el acero Krupp. En 1847, comenzaba la fabricación de equipamiento ferroviario (ejes y resortes) y, en 1852-53, el propio Alfred desarrollaba unas ruedas sin costura capaces de soportar los incrementos de velocidad sin fracturarse. Aún así, el sector que hizo famosos a Alfred Krupp y su empresa fue el armamentístico. Tras fabricar dos modelos de cañón de gran calidad (1847 y 1851), en 1859 recibió el primer encargo de 300 unidades para el gobierno prusiano. Durante la guerra contra Francia (1870-1871), los cañones Krupp demostraron su completa superioridad. Además, fueron introducidos los hornos Bessemer (1862) y Siemens-Martin (1869), posibilitándose así la fabricación masiva de raíles, ruedas de tren, planchas de acero, artillería y componentes de máquinas sometidas a grandes tensiones. También se potenciaron los viajes al extranjero para adquirir y evaluar nuevos conocimientos y mercados, así como la investigación con la creación de un laboratorio químico (1883).

Para 1865, la empresa ya contaba con unos 8200 trabajadores y ventas por 15,7 millones de marcos. Con el fin de garantizarse el abastecimiento de materias primas, Krupp adquirió a partir de 1864 en Alemania diversas siderurgias (en Coblenza y Witten) y minas de hierro y carbón (en las comarcas de Lahn y de Westerwald). En 1873, participaba en España en la empresa minera Orconera Iron Ore Co. (Vizcaya), cuyo hierro bajo en fósforo resultaba ideal para los hornos Bessemer. Para transportarlo, fue creada una naviera en Rotterdam (Holanda). La empresa también destacó en el marketing, la organización empresarial y los recursos humanos. A fin de garantizar la mano de obra, ésta fue dotada de ventajas como seguros de enfermedad y pensiones por fallecimiento (1836, 1853 y 1855), construcción de viviendas (1856, 1861 y 1863), economatos (1861), escuelas (1863) y hospitales (1870), en lo que fue un ejemplo del denominado “capitalismo renano”. En cuanto a la organización empresarial, en 1862 Krupp otorgó poderes a un cuerpo directivo independiente de la propiedad y en 1872 establecía la “Directiva General” en la que se marcaba la jerarquía empresarial (deberes y funciones) así como todo lo concerniente a la política social. Respecto al marketing, además de los certificados de calidad, en 1875 Krupp reforzó la imagen empresarial con la famosa marca de los tres anillos superpuestos, símbolo de las ruedas de tren inventadas por él décadas atrás. Además, también fomentó el establecimiento de oficinas de representantes en diferentes países y la participación en Exposiciones Universales. A la muerte de Alfred, la empresa tenía 20200 trabajadores y unas ventas de 47,5 millones de marcos.

Le sucedió su hijo Friedrich Alfred (1854-1902). Siguió con la integración horizontal y vertical, adquiriendo empresas de maquinaria, astilleros y yacimientos de minerales. Apoyó la agresiva política imperialista de Alemania hasta el punto que para 1890 la mitad de la compañía se dedicaba a la industria bélica (especialmente buques acorazados). Se adoptaron importantes novedades tecnológicas (hornos Thomas-Gilchrist, motores diesel, ametralladoras Maxim, submarino). En 1896, era creado un enorme complejo siderúrgico en Rheinhausen. También se mantuvo la anterior filosofía de protección social (pensiones, viviendas, asilos, educación, ocio). A la muerte de Friedrich Alfred, la empresa empleaba a 42000 personas y facturaba 91,4 millones de marcos. Su hija Bertha se convirtió en la heredera. En 1903, la empresa se transformó en la sociedad anónima Fried. Krupp AG. En 1906, Bertha se casaba con el diplomático Gustav von Bohlen und Halbach (1870-1950) que tres años después se convertía en el presidente de la compañía.

La empresa intensificó aún más su protagonismo en la industria bélica alemana (barcos, cañones, municiones). Inició la producción de acero con hornos eléctricos (1908) y fabricó el primer acero inoxidable (1912). En 1913, trabajaban para Krupp 77000 empleados, con unas ventas de 430,7 millones de marcos. También se profundizó en política social con servicios sanitarios (enfermería a domicilio, clínica dental y maternidad) e igualmente siguió el proceso de expansión monopolísitica mediante acuerdos con fabricantes de cables metálicos y adquisiciones de minas de níquel. Con la Iª Guerra Mundial, fueron creadas nuevas fábricas y para el final de la contienda había 168.000 trabajadores.

Tras la guerra, la empresa entró en un periodo de crisis. Muchas de las instalaciones abiertas durante el conflicto quedaron en desuso y el Tratado de Versalles limitó severamente la producción de municiones y artillería. Además, los accionistas habían recibido muy pocos dividendos y los costes laborales y sociales eran enormes, por lo que la empresa tuvo que gastar casi todas las reservas en su reconversión a una economía en tiempos de paz. La producción se adaptó entonces a la fabricación de locomotoras, camiones, maquinaria agrícola y excavadoras. Buen ejemplo de esta transformación fue el lema “Wir machen alles”, es decir, “Hacemos de todo”. Sin embargo, en 1924 los costes de la reconversión, el exceso de mano de obra, las pérdidas incurridas en el desmantelamiento, la alta inflación y la ocupación por Francia y Bélgica de la cuenca del Rhur (rica en yacimientos carboníferos) llevaron a la empresa a una crisis que comprometió su misma existencia. Fueron tomadas drásticas medidas y en dos años tuvieron que ser despedidos 25000 trabajadores de 71000. Gracias a una racionalización de las actividades productivas y a la expansión de la fabricación de aceros especiales, la compañía pudo recuperarse en los años siguientes. Así, en 1925, compraba al fabricante de bombillas Osram la licencia para aplicar en herramientas y máquinas para trabajar el acero el carburo de tungsteno, un metal de dureza análoga a la del diamante (de ahí su acrónimo “Widia”, “wie Diamant”). Como signo de recuperación, la empresa empleaba a unas 92000 personas y facturaba 557,5 millones de marcos. En 1929, entraba en funcionamiento el complejo siderúrgico de Borbeck (Essen), uno de los más avanzados de su tiempo, cuya prensa de forjado de 15000 toneladas era la mayor del mundo, capaz de producir calderas de alta presión a partir de lingotes de acero superiores a 300 toneladas. Asimismo, era desarrollado el proceso Renn para extraer hierro y acero a partir de mineral de baja calidad. Sin embargo, la depresión de 1929 afectó poderosamente a la empresa. Las ventas habían descendido a sólo 240 millones en 1931 y el número de trabajadores a poco más de 46000 en 1932.

Con el ascenso de Hitler al poder (1933), la empresa colaboró estrechamente con la política económica del nazismo que buscaba la autosuficiencia en materias primas, de ahí la creación de plantas para producir combustible a partir del carbón. Con el plan cuatrienal de 1936, el gobierno impuso la fabricación de locomotoras, camiones y barcos, así como la reanudación de la producción de armamento (cruceros, tanques y artillería). En 1941, adquiría los astilleros Deschimag, de Bremen. Los acontecimientos bélicos condujeron a una mayor intervención estatal y a la carestía de mano de obra capacitada, por lo que fueron empleados al menos 100.000 trabajadores esclavos (prisioneros de guerra, civiles extranjeros y judíos). Tristemente famosa fue la factoría de detonadores situada en el campo de exterminio de Auschwitz. Por otro lado, los bombardeos aliados destruyeron numerosas fábricas y obligaron a otras a relocalizarse. En 1943, Gustav Krupp cedía el cargo a su hijo Alfried (1907-1967).

Al finalizar la guerra, los principales ejecutivos de la empresa fueron detenidos por los aliados y juzgados en Nürnberg. Se desmantelaron o expropiaron las principales instalaciones fabriles (Rheinhausen, Borbeck, Germania, Grusonwerk) y mineras (Lahn, Essen, Bochum). En 1951, Alfried retomó el mando de los restos de la compañía con la ayuda de su director general Berthold Beitz (1911-). Reorganizada con gran inteligencia y aprovechando la reconstrucción alemana, para 1958 la empresa ya estaba recuperada y a comienzos de la década siguiente había logrado recuperar casi todo su antiguo patrimonio. En 1967, se convirtió en una sociedad limitada (GmbH) bajo el mando de Beitz. Fue sometida a un paulatino adelgazamiento, deshaciéndose de sus intereses mineros y navales para centrarse en aceros especiales y maquinaria especializada (obras públicas, química, alimentos, tren de alta velocidad). Se permitió la entrada de capital extranjero y ya en los 80 fue rediseñada como “holding”. También se cerraron viejas instalaciones siderúrgicas como las de Rheinhausen. En 1989, Beitz dejaba el cargo y le sucedía Gerhard Cromme (1941-).

En 1992, se fusionó con uno de sus rivales históricos, Hoesch AG, para formar el grupo Fried. Krupp AG Hoesch-Krupp. Ese mismo año se introducía en el sector aeroespacial participando en el cohete “Ariane 5”. En 1997, volvía a unirse con otro de sus competidores tradicionales, esta vez Thyssen AG, dando lugar al grupo ThyssenKrupp AG, con sede en Düsseldorf (Alemania) y dedicado a la producción de metales, ingeniería mecánica, sistemas elevadores, componentes de automoción, con importante presencia en la industria del ocio (bengalas, trineos deportivos, paneles protectores para canchas de hockey sobre hielo).
 

 

Autor: Juan Luis Delgado Macías

Editor: Luis Fernando Blázquez Morales

BIBLIOGRAFÍA

BIBLIOGRAFÍA:
MÄRTHESHEIMER, Peter: Krupp oder Die Erfindung des bürgerlichen Zeitalters. WDR Hörspiel, 2002.
GALL, Lothar: Krupp – Der Aufstieg eines Industrieimperiums, Berlin, Siedler Verlag, 2000.
MANCHESTER, William Raymond: Las armas de los Krupp, Barcelona, Bruguera, 1969.
MUEHLEN, Norbert: Los Krupp, Madrid, Cid, 1966.
IMÁGENES:
OEPM
http://www.thyssenkrupp.com/independent/zoom_image.html?id=374&lang=en (siderurgia 1912)
http://www.thyssenkrupp.com/independent/zoom_image.html?id=400&lang=en (siderurgia 1945)
http://www.thyssenkrupp.com/en/konzern/geschichte_logo.html