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Badische Anilin und Soda Fabrik (BASF)

Marca nº 2512
Marca nº 2512
Patente nº 23102
Patente nº 23102
Cintas magnetofónicas BASF (década de 1970)
Cintas magnetofónicas BASF (década de 1970)

Badische Anilin & Soda Fabrik (BASF). Industria química promovida en 1865 en Mannheim (Baden) por el empresario alemán Friedrich Engelhorn (1821-1902) a fin de aprovechar el descubrimiento en 1856 del primer colorante sintético (la violeta de anilina o malva), obra del británico William H. Perkin (1838-1907).

Con sede e instalaciones en Ludwigshafen (Palatinado), en 1868 fueron creados unos primeros laboratorios químicos, responsables de importantes pigmentos: alizarina (1869), azul de metileno (1877). En la década de 1870, BASF ya tenía presencia en el exterior (EE.UU., Rusia, Francia). En 1880, compró la patente del azul índigo (añil). Sin embargo, por su alto coste no pudo fabricarse a gran escala, hasta que adquirió en 1893 el procedimiento del suizo Karl Heumann (1850-1894), empezando su producción comercial sólo en 1897 (tras 17 años de investigaciones y 18 millones de marcos). También adoptó avances como el teléfono (1882) y la luz eléctrica (1887). Otras importantes logros de BASF fueron: en 1888 la producción industrial del “oleum” o ácido sulfúrico fumante (necesario para la alizarina) y la licuefacción gaseosa del cloro (altamente venenoso) para ser transportado fácil y con seguridad mediante botellas, en 1892 un sistema catalítico para fabricar eficientemente ácido ftálico (usado en numerosos tintes) y en 1902 el indantreno (colorante azul insoluble en agua). Se crearon un laboratorio central (1888) y un departamento técnico para asesorar a los clientes (1891), además de otro para la propiedad industrial (1890) donde formular aplicaciones, tramitar marcas y afrontar litigios. Entre 1877 y 1900, la compañía registró en Alemania 528 patentes. Además, durante ese tiempo tuvo a científicos de primera línea como Heinrich Caro (1834-1910), Rudolf Knietsch (1854-1906), Eugen Sapper (1858-1912), René Bohn (1862-1922) o Carl Bosch (1874-1940), Premio Nobel de Química (1918).

En 1900, BASF era el mayor fabricante químico del mundo, con una plantilla de 6207 personas (148 químicos, 75 ingenieros y 305 agentes comerciales). En 1904, formaba junto a Bayer y AGFA la “Dreibund”, comunidad de intereses entre compañías químicas alemanas para racionalizar ventas y competir con los fabricantes norteamericanos. En 1907, adquirieron la mina de carbón Augusta Victoria, en Marl (Renania), para controlar el suministro de la materia prima básica de sus colorantes. Con el nuevo siglo, no obstante, BASF centró su producción en el nitrógeno, elemento principal de fertilizantes y explosivos. Entre 1908 y 1912, Bosch desarrolló el sistema catalítico para producir nitrógeno y amoniaco descubierto en 1904-05 por Fritz Haber (1868-1934). Conocido como “proceso Haber-Bosch”, también fue decisivo Alwin Mittasch (1869-1953) al descubrir en 1910 el catalizador idóneo (hierro activado). En 1913, era abierta en Oppau (hoy en Ludwigshafen) una primera planta de abonos nitrogenados con capacidad para producir 7,2 tn3 de amoniaco (40 en 1914). Para entonces, BASF empleaba a 9200 personas. Mientras, fue creado un laboratorio para evaluar materiales (1912) y otro de investigación agrícola (1914).

Con la Iª Guerra Mundial, la producción de BASF se orientó hacia las necesidades bélicas (explosivos, gases venenosos basados en cloro y en fósforo). En 1916, Fritz Günther (1877-1957) obtenía el “Nekal”, la primera sustancia surfactante (base de los detergentes). En 1917, eran abiertos un centro de investigación del amoniaco en Oppau y otra planta para fabricarlo en Leuna, cerca de Merseburg (Sajonia). Al fin del conflicto (1918), BASF tenía 22000 trabajadores (numerosas mujeres y también prisioneros belgas) y una situación crítica: pérdida de activos en el extranjero (filiales y patentes), limitaciones productivas, escasez de materias primas, ocupación de instalaciones por Francia, hiperinflación, devaluación del marco, agitación sindical. Para 1919, el 55 % de la producción de BASF se dedicaba a nitratos y amoniaco. Ese año, Bosch se convertía en director general. Durante su mandato, se realizaron importantes avances: síntesis industrial de la urea y catálisis del hidrógeno a partir del carbón (1922), producción de metanol (1923), sistema generador de gases por lecho fluidizado (1924). En 1925, BASF adquirió la patente del proceso de Friedrich Bergius (1884-1949) para producir gasolina a partir del carbón mediante altas presiones. Ese año, Bosch promovió junto a Carl Duisberg (1861-1935), de Bayer, la creación del consorcio IG Farben AG (integrando otros fabricantes químicos: AGFA, Hoechst, Weiler-ter-Meer y Griesheim-Elektron). Fue dirigido por Bosch hasta 1935 y luego por su mano derecha, Hermann Schmitz (1888-1960), hasta 1945.

Para Farben, las factorías de BASF produjeron nuevos fertilizantes, herbicidas, gasolina con el proceso Bergius (perfeccionado por Bosch), sustancias anticongelantes y adhesivas, cauchos sintéticos, materias plásticas, medicamentos y cintas magnetofónicas. En 1929, Oppau y Ludwigshafen empleaban a más de 24000 personas. Tras llegar Hitler al poder (1933), BASF se nazificó por completo al adquirir gran importancia estratégica sus productos (nitrógeno, gomas artificiales, gasolina). Durante la guerra (1939-1945), utilizó numerosos trabajadores forzados y sus instalaciones sufrieron devastadores ataques aéreos de los aliados. En 1945, sólo contaba con 800 trabajadores y el 94 % de sus instalaciones estaban destruidas o seriamente dañadas. Ese año, Farben quedó disuelta por las autoridades aliadas. BASF se refundó en 1952, aunque desde años atrás sus establecimientos estaban siendo reconstruidos y empezaban a funcionar gracias a las necesidades posbélicas y a la estrecha cooperación entre trabajadores y directivos. En 1948, ya tenía casi 22000 empleados. Sacó el herbicida “U46” (1949) y el plástico “Styropor” (1951), un poliestireno expandible de gran ligereza y rigidez, empleado con gran éxito como aislante en la industria (construcción, envoltura de objetos frágiles o productos congelados). En 1953, creaba en Wesseling (Renania) la primera planta petroquímica alemana, con lo que el petróleo y el gas natural sustituían al carbón como materia prima de productos sintéticos. En 1956, consiguió caprolactama (obtenida ya en 1940), sintetizando hidroxilamina (por catálisis hidrogenada de óxido de nitrógeno) para fabricar fibras textiles y plásticos de gran dureza, muy resistentes a las altas temperaturas e ideales como aislantes eléctricos. En esa década, BASF reabría su mercado exterior: Brasil (1955), EE.UU., Francia y Argentina (1958), ampliado posteriormente: Japón (1963), Bélgica (1964), España (1966), Australia (1967), Indonesia (1977), Corea del Sur (1980), Hungría (1984), Alemania Oriental (1990), China (1992), Bélgica (1994), México (1995), Malasia (1996), Suecia (1998), Finlandia (2002).

En los años 60, produjo tintes para fibras artificiales (“Palanil” y “Basacryl”, 1960; “Cottestren”, 1966), también el fertilizante “Floranid” (1961), el herbicida “Pyramin” (1964), anhídrido ftálico (sustancia plastificadora) con un nuevo método menos costoso empleando oxileno en vez de naftaleno (1967), el cliché de impresión fotopolímera “Nyloprint” y la espuma plástica de poliuretano (usada en automóviles y equipamientos deportivos y de ocio), ambos en 1968. Estableció en Willstätt (Baden-Württemberg) la primera planta de cintas magnéticas (1966) y se hizo con empresas alemanas de recubrimientos industriales, hidrocarburos y productos farmacéuticos, recomenzando así sus actividades en este último sector (enfermedades de la sangre, cardiovasculares e infecciosas, vitaminas, carotenoideos, principios activos, equipamientos hospitalarios, productos higiénicos). En 1968, la compañía empleaba a casi 86500 trabajadores. En los 70, adquirió empresas químicas nacionales (pigmentos, tintas de impresión, sales, potasa, sanidad) y abrió fábricas de plásticos (polipropileno) en Wesseling y de ácidos acrílicos en Ludwigshafen. En 1970 sacó el plástico “Ultraform” (rígido, estable y resistente al desgaste) y en 1974 el plaguicida “Basagran”.

Posteriormente, invirtió 400 millones de marcos en la planta de craqueo de Ludwigshafen (1980), inició la producción de fragancias para jabones y detergentes (1982), produjo el herbicida “Poast” (1983)  y vitamina B2 con un proceso biotecnológico (1987), además de reorganizar sus actividades en EE.UU. como BASF Corp. (1985) y comprar fabricantes de vitaminas y de polímeros de emulsión (usados en las industrias del cuero, papelera y textil) en Dinamarca (1987) y Canadá (1988).

En los años siguientes, BASF firmó acuerdos con la rusa Gazprom (el mayor productor mundial de gas). Adquirió la división de cintas magnéticas de Agfa Gevaert Group y abandonaba sus intereses carboníferos (1990). Produjo los fungicidas “Brio” (1996) y “F 500” (2001). Continuó sus actividades en biotecnología modificando genéticamente microorganismos y plantas (1997). Fusionó su división de colorantes con las de Bayer  y Hoechst para formar Dystar, con sede en Frankfurt (2000). Se convirtió en el segundo productor mundial de vitaminas tras adquirir la japonesa Takeda Chemical Industries Ltd. y deshacerse del resto de sus intereses en el sector farmacéutico (2001). Abrió en Shanghai (China) y en Amberes (Bélgica) respectivamente las mayores fábricas de tetrahidrofurano (empleado en medias elásticas) y de superabsorbentes (2002). Se introdujo en la electrónica creando una planta en Ludwigshafen de ácido sulfónico-metano de gran pureza a través de un procedimiento no contaminante (2003) y comprando la división internacional de la compañía alemana de componentes químico-electrónicos Merck KgaA (2004). En 2004, abandonaba los colorantes al ser vendida Dystar a un grupo norteamericano. En la actualidad, BASF tiene más de 95000 empleados en los cinco continentes, plantas de producción en 38 países, clientes en más de 170, ventas por valor de 58000 millones de euros (2007) y cerca de 8000 productos para diversos sectores (hidrocarburos, química, textil, automoción, construcción, embalajes, agricultura, sanidad, electrónica, papel). Su fábrica principal de Ludwigshafen es el recinto químico integrado más grande del mundo con una superficie de 10 km2.

Por otro lado, ya en sus inicios, BASF desarrolló una política proteccionista hacia sus empleados: asistencia médica (1866), viviendas (1866, 1872 y 1900), seguros de enfermedad (1875 y 1884), hospitales (1892, 1904, 1914 y 1921), pensiones (1907), vacaciones pagadas (1907), club de recreo (1913), actividades culturales (1919). No obstante, por entonces los salarios eran muy bajos para una actividad dura y peligrosa, por lo que soportó varias huelgas (1906 y 1911). Además, sufrió dos trágicos accidentes en la planta de Oppau (1921) y en el recinto de Ludwigshafen (1948), muriendo 565 y 207 personas respectivamente.

Por último, desde los años 60, BASF ha venido ejecutando diversas políticas de protección medioambiental dada la alta contaminación causada por sus factorías (especialmente en el río Rin). En 1966, creó el vertedero Flotzgrün en Speyer (Baviera). En 1974, abrió una depuradora de agua en Ludwigshafen (con un coste de 500 millones de marcos). En 1988, gastó otros 200 millones en un dispositivo para depurar de azufre y óxido nitrógeno los gases de las factorías de Ludwigshafen. En 1990, fue creado un centro monitorizado de control medioambiental y en 1991 un laboratorio ecológico. En 1997, introdujo en sus plantas centrales el principio de cogeneración (electricidad y vapor) con una eficiencia energética del 90 %.

Autora: Irene Moreno Moreno

Editor: Luis Fernando Blázquez Morales

BIBLIOGRAFÍA

MORRIS, Peter J. T. y TRAVIS, Anthony S.: A History of the International Dyestuff Industry; American Dyestuff Reporter, vol. 81, nº 11, nov. 1992.
IMÁGENES:
OEPM
http://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/a/a5/BASF_magnetband_1970.JPG